"La arcilla fundamental de nuestra obra revolucionaria es la juventud"

Ernesto Guevara

miércoles, 20 de julio de 2011

¡Viva la Revolución Sandinista!

Extractos del Prólogo de “Memorias de la Lucha Sandinista”

Mónica Baltodano



El triunfo del pueblo y del FSLN, contra la dictadura somocista el 19 de Julio de 1979 fue posible por la participación organizada y consciente de mujeres y hombres del pueblo. El 19 de Julio fue el resultante histórico de resistencias pasa-das y el peso del acumulado histórico de las luchas populares.

En la ofensiva final se encuentran las huellas de un complejo recorrido de millares de gentes que cargan la genética de Diriangén, de Andrés Castro, de los patriotas de la guerra nacional contra los filibusteros yanquis, y los ejemplos de Zeledón y Sandino. Sobre la ruta por ellos abierta, vemos clarito pisadas de botas o pies descalzos, pasan por barrios, fábricas, quebradas, milpas y sindicatos, se multiplican en aulas de chavalos, chavalas y de universitarios.

Son los surcos de poetas rebeldes que caen con el fusil en la mano, de cárceles, de gritos de horror y torturas, de carcajadas solitarias en las noches de montaña de seres que parecen desquiciados, de un incansable ir y venir, de avances entusiastas que proclaman victorias y de des-esperados gritos de retirada. De marchas por las calles, de proclamas en los portones de las fábricas, de reuniones ocultas con voces de silencio. De complots y conspiraciones, de pechos abiertos y denuncias públicas de los tiranos. De centenares y miles de actos de heroísmo y sacrificio que salpican aquí y allá a todas las comunidades de la geografía nacional.

Hay pisadas de todo tipo, de signos políticos e ideológicos diferentes de todos los estamentos y clases sociales que, por cierto, confunden y desconciertan a muchos. Fueron muchos los rebeldes, que lucharon con las armas y la pluma, el ver-so, la prosa y la caricatura, que a veces parecían ser la misma cosa. No pocos de ellos cayeron como patriotas en este largo recorrido, como Pedro Joaquín Cha-morro, venidos de otros ríos y creencias, y que forman parte integrante, legítima, del mismo torrente nacional antidictatorial.

Rastros y rostros de hombres y mujeres estudiando a Marx con un candil, y de otros enseñando a leer. De dos en dos, de tres en tres, van y vienen las huellas por todos lados, de gentes que casi siempre andan desarmados, gritando: ¡Viva Sandino! ¡Derecho a la huelga! ¡Muera Somoza! ¡Mejores salarios para los maestros! ¡No a la reelección! ¡Patria libre o morir! Proclamas y ensayos, indubitables indicios materiales de que hubo una vez en que en Nicaragua se comenzó a pensar de manera diferente, dejando entrever por primera vez, la historia de clases. Son interminables las huellas, las pruebas materiales de una vasta historia, pasada, acumulada, que encierra, que esconde, el aparente misterio de las explosiones fina-les que echaron al traste a la dictadura.

Hay memorias, vestigios inconfundibles de santos, de héroes y visionarios, como Carlos Fonseca que no sólo soñaron con las multitudes insurreccionadas, sino que las fraguaron con sus manos e ideas, que las formaron durante años de soledad y sacrificios, para que parieran después los futuros contingentes sandinistas del gran movimiento antisomocista de la ofensiva final.

Nada fue producto del azar, ni fruto del ingenio de dirigentes en las últimas jornadas. Es una curiosa historia en la que los grandes acontecimientos se hacen sin caudillos ni jefes oligarcas. Sin árbitros ni intermediarios. Sin indispensables, ni Charles Atlas ni Superman.

Sólo quienes no sean capaces de entender, de percibir y conocer la oculta y frecuentemente silenciosa rebeldía de los nicaragüenses, que en interminables flujos y reflujos se vino forjando en décadas de lucha, a veces abierta, a veces de manera silenciosa, a veces con tiros y otras con sólo guitarras, pueden inútilmente intentar desvirtuar la historia.

Sin duda, desentrañar esta multiforme y prolongada resistencia popular y el proceso que termina por fundirla con la van-guardia, representará, para algunos, el peligro de derrumbar interesados y mezquinos mitos y leyendas.



¡La lucha sigue…!

No hay comentarios:

Publicar un comentario