"La arcilla fundamental de nuestra obra revolucionaria es la juventud"

Ernesto Guevara

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Primarias 2011: Un balance político

Escrito por Rafael F.
Lunes, 12 de Septiembre de 2011 17:51

Los principales datos de las últimas elecciones son la gran victoria de Cristina Fernández, la alta participación en las primarias, la destacada elección del FIT y el fracaso electoral de Proyecto Sur. Quizás todos resultados esperados, pero con magnitudes que superaron todas las previsiones. A pesar de la importancia de estos fenómenos, en este balance nos dedicaremos sólo a reflexionar sobre nuestro accionar político.

La Unión del Pueblo y el Movimiento Proyecto Sur

Por primera vez desde su conformación la Juventud Guevarista de Argentina se comprometió activamente en una coyuntura electoral. En nuestro Plenario Nacional de Julio de éste año decidimos dar apoyo activo a las listas del Movimiento Proyecto Sur y en cuatro localidades de la provincia de Buenos Aires (Junín, La Plata, Tandil y Trenque Lauquen) logramos presentar candidatos de la Unión del Pueblo como parte del Movimiento. Sabíamos de los errores políticos del Movimiento (algunos de los cuales señalamos en nuestra revista En la Senda del Che nº10), sabíamos del juego de desvirtuaciones que los monopolios mediáticos y el gobierno estaban haciendo con algunos de sus dirigentes, sabíamos que los candidatos no estaban suficientemente instalados en la población, pero si en algo erramos fue en no imaginar que todos estos factores fueran a repercutir tan brutalmente en los resultados electorales.

La fórmula presidencial Argumedo-Cardelli no alcanzó el 1% de los votos. Sólo en cinco distritos del país (Mendoza, Chubut, Santa Cruz, Río Negro y la Ciudad de Buenos Aires) los pre-candidatos a legisladores nacionales del Movimiento lograron superar el 1.5%, pudiendo así presentarse para las elecciones generales, pero a excepción de la CABA ese porcentaje no fue alcanzado por la pre-candidata a presidente. Por otro lado, en la Provincia de Buenos Aires el Movimiento Proyecto Sur logró presentar pre-candidatos a intendente en 56 de las 135 localidades bonaerenses y a legisladores en las ocho secciones electorales de la Provincia, pero sólo podrán presentarse en octubre 11 candidatos a intendente y una lista de legisladores provinciales (en la sección Capital correspondiente a La Plata). Un punto en común en todos los distritos del país es que las pre-candidaturas locales alcanzaron más votos que las nacionales, lo cual indica un notable corte de boleta en detrimento de los pre-candidatos al Ejecutivo Nacional. Además, se debe destacar que esta especie de castigo a los dirigentes nacionales fue mayor aún en las localidades donde el Movimiento alcanzó mayor presencia en los últimos años, como en la Ciudad de Buenos Aires, Rosario y las provincias donde se viene luchando contra la megaminería (Mendoza, San Juan, Catamarca, La Rioja, etc.).

Estos resultados generales deben ser evaluados como un rotundo fracaso y las excepciones como grandes logros o hazañas. No podemos culpabilizar a nuestros adversarios y enemigos de esta situación, puesto que de ellos no podemos esperar favores. Si no estábamos a la altura de la contienda, deberíamos haber moderado nuestras expectativas, pero siempre se pensó que el Movimiento tenía un piso nacional superior al 1,5% garantizado por el caudal de votos de la Capital Federal. Además, hacer énfasis en nuestros errores nos permitirá ver aquello que podemos modificar y corregir el rumbo.

La decisión de la Unión del Pueblo por incorporarse al Movimiento Proyecto Sur se realizó por la convicción de que éste lograba proyectar a nivel nacional un programa político de profundos cambios, en la línea de otros que fueron trascendentales para los trabajadores y el pueblo (Huerta Grande, La Falda, CGT de los Argentinos, etc.), un programa con grandes coincidencias con el nuestro, un programa que nos pondría a la altura de los gobiernos populares de Nuestra América y que permitiría también iniciar el camino de transformaciones permanentes hacia el socialismo. Creímos que esa presencia nacional fortalecería nuestras jóvenes propuestas a nivel local. Pero en eso erramos: los principales referentes nacionales de Proyecto Sur fueron un ancla para nuestro crecimiento, como lo demuestra el fuerte corte de boleta. Las alianzas parlamentarias y las vacilaciones políticas a que se sometieron para trasladar esos acuerdos al plano electoral confundieron a importantes sectores del pueblo y generaron bronca y distanciamiento en muchos simpatizantes y militantes. Cuando finalmente se truncó toda posibilidad de acuerdo con los sectores que finalmente conformaron el Frente Amplio Progresista, Proyecto Sur recuperó sus ejes programáticos y los militantes de la Unión del Pueblo volvimos a recuperar las expectativas el Movimiento. Pero era tarde, no sólo para presentar candidatos, sino también para recuperar la confianza y la esperanza de los sectores del pueblo que se entusiasmaron con la elección porteña de 2009. Estos en gran medida prefirieron votar a Cristina Fernández para que “al menos continúe lo bueno”, a Binner por ser un “reformista coherente” o al Frente de Izquierda por ser “la única alternativa verdadera”. En estos dos años, el desgaste producido por los vaivenes de Proyecto Sur terminó prevaleciendo por sobre sus principales virtudes.

Nuestro balance político

Para que un balance sea justo, debemos aclarar cuáles son los objetivos de nuestra política electora. Para esto citaremos algunos párrafos de Nuestra línea y sus tareas de construcción política escrita por el compañero Daniel en 2007.

“Como en toda actividad política revolucionaria lo importante es fijar en forma muy concreta los objetivos que nos proponemos:

“En primer lugar nos permitirá llegar con nuestro mensaje a amplios sectores populares. Es el momento de expresar ante el pueblo cual es nuestra concepción de sociedad a la que aspiramos, mucho más ampliamente que en un conflicto económico o sectorial (antes hemos aclarado que hacemos propaganda por el socialismo todo el tiempo y no sólo en la elecciones). (…)

“Nosotros tenemos trabajo en algunas ciudades, allí el juego electoral nos permitirá peinar, recorrer, conocer la realidad política de cada una de esas ciudades. Pero no la realidad superestructural, sino la realidad política en los barrios, en la base. Ese conocimiento nos ayudará a afinar nuestra política, bajarla de lo abstracto a lo concreto, de las generalidades a la acción de masas. Pero además “descubriremos” a muchos compañeros que están desilusionados o descreídos de los partidos burgueses, en primer lugar del peronismo, y con ellos comenzar a trabajar juntos.”

Sobre el primero de los objetivos, luego de la experiencia realizada podemos reafirmar que “a las masas le interesa escuchar y debatir sobre política y sobre qué pretendemos los revolucionarios si llegamos al gobierno”, como sostuvimos también en aquel documento. Nos hemos encontrado con miles de personas dispuestas a escuchar nuestras propuestas para solucionar la inseguridad, asegurar trabajo para todas y todos los habitantes del país, asegurar una educación y salud gratuita y de calidad, etc. La politización que se desarrolla a través de ese diálogo permite visualizar las causas concretas de porqué ninguno de los gobiernos que hemos tenido han realizado las transformaciones necesarias para el país. De la misma manera, el lugar que cabe a los trabajadores y el pueblo en la trasformación del país también se vuelve más claro. ¿En qué otro momento podemos explicar todo esto con tanta claridad? No hay otro. Al presentarnos como una alternativa real en el ámbito fundamental donde hoy día se disputa el gobierno (no el poder, lo sabemos), las propuestas de los revolucionarios adquieren una realidad que no es visualizada en ninguna otra circunstancias. Por esta razón hemos ponderado a éste como el objetivo fundamental de nuestra campaña electoral: hemos salido a la conquista de votos, claramente, pero sobre todas las cosas hemos salido a dar la lucha de ideas. La campaña se convirtió así en una importantísima actividad de propaganda, realizada con una gran dedicación pedagógica para poder llegar a todos los sectores sociales. Sus resultados fueron excelentes y su magnitud no cabe en las urnas.

Por otro lado, al recorrer cada una de las localidades en que participamos electoralmente, nos abrimos a una realidad que fue cuestionando y enriqueciendo nuestras propuestas. Esto fue mayor en La Plata, donde realizamos Foros de debate alrededor de distintas problemáticas sociales en distintas localidades del Partido. En los barrios donde desarrollábamos algún tipo de trabajo social, la campaña nos permitió politizar más nuestra militancia, trayendo conflictos y tensiones nada sencillos, pero que siempre son favorables para el desarrollo de la lucha. Allí donde no estábamos teniendo una militancia o donde ésta recién se iniciaba, pudimos dar grandes avances poniendo en primer plano la lucha política, organizándonos para dar el debate a todos los vecinos. En todo éste proceso nos fuimos dando cuenta que muchas personas estaban dispuestas a acompañarnos, lo que nos demandó un esfuerzo adicional para darles un lugar y organizarlas. Muchos de ellos estuvieron con nosotros fiscalizando las mesas el día de la elección, y allí todos corroboramos que “fiscalizar una elección no es un tema reformista, es una acción de feroz confrontación política”, como decíamos en Nuestra línea.

Para muchos compañeros y compañeras, la fiscalización de mesas fue la primera actividad que realizaron con nosotros y se llevaron de ella conclusiones importantísimas. La diferencia entre la política del pueblo y la política de la clase dominante, la desigualdad de condiciones con que luchamos los de abajo, se hizo evidente en las prácticas de cada uno. La actitud patotera con que el PJ organizó el acto eleccionario contrastaba con nuestra firme defensa de la voluntad del pueblo y la lucha contra toda maniobra oscura. Los fiscales rentados o los militantes rastreros con nuestros compañeros solidarios y convencidos. Las viandas empaquetadas con gaseosa, almuerzo y postre, con los fideos caseros amasados por la familia de un compañero. Esta experiencia dejó bien clara nuestra consigna de que “La democracia verdadera la construye el pueblo”.

Además de estos objetivos, existía otro fundamental: superar el piso de 1,5% de los votos para poder pasar a las elecciones generales de octubre. Éste sólo lo pudimos alcanzar en una de las localidades donde presentamos candidatos, fundamentalmente debido al desigual desarrollo de nuestra organización. Pero es de destacar que en el partido de La Plata (aquel que vio nacer a la Juventud Guevarista en 2004 y a la Unión del Pueblo hace sólo dos años) el Movimiento Proyecto Sur obtuvo en todas las categorías uno de los caudales de voto más importante, superando en porcentaje y en cantidad a todas las grandes ciudades del país, a excepción de la Ciudad de Buenos Aires. Además, nuestro compañero Daniel De Santis, primer candidato a Senador provincial, obtuvo números aún superiores, superando los 7000 votos, o sea, más del 2%.

Seguramente muchos factores pueden haber favorecido estos resultados, pero creemos que la impronta que pudimos darle desde la Unión del Pueblo adquirió una importancia decisiva. A pesar de la adversa situación, la militancia de años, el diálogo con los vecinos y el eje programático de nuestra campaña, nos permitió sobreponernos y alcanzar nuestros objetivos en uno de los terrenos más adversos para la lucha revolucionaria: las elecciones. Todo esto nos da un gran aliento para seguir en el camino que nos hemos trazado con la Unión del Pueblo, recuperando la herencia de los Libertadores de nuestra América, para continuar firmes la lucha por la Segunda y Definitiva Independencia.

El futuro del Movimiento Proyecto Sur y las elecciones generales

El futuro del Movimiento Proyecto Sur pende de un hilo, pero no por las internas entre sus organizaciones, sino porque el pueblo ha demostrado que no está dispuesto a entregar sus expectativas a quienes tienen políticas vacilantes. Desde la Juventud Guevarista y la Unión del Pueblo fuimos muy críticos de la incorporación de Libres del Sur: no podemos confiar en una organización que recientemente se fue del kirchnerismo porque, según abiertamente plantean, les han reducido sus fuentes de financiamiento a favor del PJ. Tampoco se puede buscar un acercamiento con el Partido Socialista, cuyas propuestas se limitan a modificar el sistema político sin tocar los poderes económicos que lo sustentan. Pero tampoco se puede mantener una estructura interna basada en “hombres de confianza” que transmitan las directivas sin escuchar las voces de la militancia. La democracia interna es fundamental para evitar futuros vaivenes que cuestionen en los hechos la coherencia con el programa político que se sostiene. Debemos reconocer que Proyecto Sur no resignó su programa, pero deberá volver a poner las Cinco Causas en primer plano, de lo contrario terminará en el mismo sitio que el Frente Grande, “en el basurero de la historia” como diría Trotsky sobre los mencheviques.

Nosotros estamos decididos a poner nuestro modesto esfuerzo en este sentido y por eso apoyaremos nuevamente las candidaturas del Movimiento Proyecto Sur en todos los distritos donde se presenten candidatos. El fortalecimiento del Movimiento en cada localidad y desde la base, haciendo eje en las propuestas para transformar la sociedad que nos caracterizan, será fundamental para que los dirigentes no cometan los mismos errores que antes e ir generando las condiciones para construir un verdadero “movimiento emancipatorio”.

En aquellas categorías y localidades donde no haya candidatos de Proyecto Sur la mayoría de nosotros dará su voto a los candidatos del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), puesto que a pesar de las diferencias que nos alejan (algunas expuestas en nuestra revista En la Senda del Che nº10) son compañeros con los que nos encontramos en las luchas, son los únicos que sostienen un programa de grandes transformaciones contra el régimen y que de alcanzar representatividad parlamentaria esperamos que den impulso a proyectos favorables a los trabajadores y el pueblo.

Tanto ahora como luego de octubre una de las tareas fundamentales de las organizaciones revolucionarias será seguir construyendo una alternativa popular de gobierno. Desde la Juventud Guevarista estamos convencidos de que deberemos seguir en el camino de la Unión del Pueblo junto a todas aquellas personas y organizaciones dispuestas a luchar sinceramente por la justicia social y la independencia económica. Las búsquedas, los encuentros, los diálogos, los acuerdos ya han comenzado. Tenemos que animarnos a mirar juntos un horizonte a largo plazo, que en términos electorales tendrá un primer desafío en 2015. Estamos convencidos de que se puede.

¡Por la Unión del Pueblo!

¡Por la Segunda y Definitiva Independencia!

¡Por el Socialismo!

¡Hasta la Victoria Siempre!

El programa de Proyecto Sur y un breve balance de dos años de desatinos

Escrito por Daniel De Santis
Miércoles, 14 de Septiembre de 2011 14:09

“Es preciso ayudar a la masa, en el proceso de la lucha, a encontrar el puente entre sus reivindicaciones actuales y el programa de la revolución socialista. Este puente debe consistir en un sistema de reivindicaciones transitorias, partiendo de las condiciones actuales y de la conciencia actual de amplias capas de la clase obrera a una sola y misma conclusión: la conquista del poder por el proletariado”1.


León Trotsky. El programa de Transición. 1938



Es importante tener en cuenta que el Programa de Transición partía de considerar que había una situación pre revolucionaria, mientras que en la actualidad estamos saliendo de un período contra revolucionario. Esta salida la vemos más adelantada en América Latina2. La no comprensión de la etapa política ha llevado al fracaso a la izquierda orgánica y su posterior desintegración, después de la plaza del No en 1989, y la ausencia dejada por el aniquilamiento de las fuerzas revolucionaria de los 70 ha generado una proliferación de grupos, que podemos incluir desde una perspectiva muy amplia dentro del guevarismo, en un verdadero estado de pulverización. Dada la correlación de fuerzas de clases y el estado de conciencia de las masas consideramos que los programas de la Unión del Pueblo, en primer lugar, y el de Proyecto Sur representan cabalmente el espíritu del programa de transición, ya que, sería una burla del marxismo, la copia lisa y llana para la actual etapa, de un programa escrito hace 73 años para otra.

Nos apoyamos en que:

1º. Es el único partido, o al menos el que más, realizó su campaña de 2009 en base a un programa-proyecto de gobierno y de país. En las actuales elecciones, si bien el programa siguió siendo el mismo, este se desdibujó por una serie de factores que analizamos en los errores de Proyecto Sur.

2º. Es el único programa que plantea superar el “drama” de la historia argentina, nos referimos al hecho que determinó la inestabilidad política de 200 años de historia. Es decir, las tareas para la industrialización del país.

3º. Para industrializar el país, además de las reservas, hay que cambiar la carga impositiva y trasladarla de los actuales impuestos al consumo al capital, la renta financiera y la renta agraria.

4º. Trasladar parte de la renta agraria para industrializar el país.

5º. Poner el 100 % de la renta petrolera y minera con el mismo objetivo.

6º. Nuestro programa propone la industrialización del país a partir de recuperar y desarrollar industrias estratégicas: los ferrocarriles, la industria naval (astilleros, etc.) y la aeronáutica, los que requieren de otras industrias como las de la construcción y su creación masiva de puestos de trabajo, la electrónica, la informática, la cibernética, etc.

7º. Esa industrialización es la que posibilitará la plena ocupación de los trabajadores y que estos tengan estabilidad en el trabajo, en ambientes sanos, y reciban salarios que promuevan el desarrollo integral de las familias.

8º. En el programa del canal América conducido por el periodista Silvestre, en el que participaron Alcira Argumedo (P. Sur), Jorge Altamira (FIT) y Roy Cortina (FAP) quedó en claro que la brecha grande estaba entre el programa-propuestas del FAP, como parte de la partidocracia liberal burguesa, y los otros dos Frentes que claramente estaban fuera del sistema (más allá de sus diferencias tácticas, estratégicas y metodológicas).

9º. Abandonar el monocultivo de soja. Hay que desarrollar la producción agrícola y ganadera y la industrialización de su producción para que las exportaciones de nuestros alimentos se realicen con el mayor valor agregado.

10º. No es correcto presentar como excluyentes ésta última tarea, es decir la agro industria, y la industrialización diversificada del país.

11º. La burguesía nacional no ha resuelto su principal tarea histórica y no está en su programa resolverla como quedó demostrado a lo largo del conflicto por la 125 entre el Gobierno y las entidades agrarias, pese a que el presidente de la UIA parece haber leído nuestro Hecho maldito del país burgués II al recordar la guerra de secesión en EE. UU, y lo que nosotros hemos llamado el carácter parasitario de la burguesía nacional, es decir: la ganancia fácil, con poca inversión, a corto plazo, el rechazo a correr riesgos, etc. Por lo tanto esa tarea ha sido asumida desde hace más de 50 años por los trabajadores a través de los llamados programas históricos de la CGT: La Falda (1957), Huerta Grande (1962), CGTA (1968), el de los sindicatos clasistas Sitrac-Sitram (1971) y el programa desarrollado por la obra fílmica de Pino Solanas, y que en la actualidad sigue vigente en las distintas iniciativas de reagrupamiento entre la vasta militancia popular política y social.

12º. El programa de PS avanza sobre la propiedad parasitaria y capitalista

La recuperación de los recursos naturales, petróleo, minería, ríos, litoral marítimo.
La renta financiera y los bancos. Si bien no figura explícitamente en los puntos enumerados del Programa los compañeros Mario Mazzitelli y Daniel De Santis han expresado pública y en reiteradas ocasiones la necesidad de nacionalizar y estatizar los bancos.


LOS ERRORES DE LA CONDUCCIÓN DE PROYECTO SUR

No es el objeto de este escrito tratar en extensión otros aspectos de la experiencia de Proyecto Sur pero no podemos dejar de apuntar las líneas generales de una conducción tremendamente desacertada, apoyada en la falta de democracia interna, en la que las decisiones siempre fueron tomadas por un muy reducido número de personas.

El primer error táctico –independientemente de los errores de construcción de la fuerza política- y origen de todos los demás fue pensar que era posible ganar las elecciones en el actual contexto de estabilidad capitalista en la Argentina y la Región, No se consideró el peso de un dato relevante: que la economía argentina viene creciendo a tasas chinas durante casi nueve años consecutivos, salvo un semestre de 2009. Los que leemos a Carlos Marx, tenemos presente que luego de las revoluciones en casi todos los países importantes de la Europa de 1848, éste siguió alentado la lucha pese a que esta había decaído pero, en 1851 escribió que: “Ante semejante florecimiento de las fuerzas productivas es imposible hablar de una verdadera revolución”. Trasladado a este contexto no revolucionario podemos parafrasear a Marx de la siguiente forma: Ante semejante crecimiento del producto bruto interno es imposible ganarle las elecciones al partido de gobierno.

Esto llevó a sacar de la mira la construcción propia y el discurso programático y constructivo dirigido a la población, los que fueron suplantados ambos por acuerdos por arriba y por derecha en la Cámara de Diputados, con Elisa Carrió, con Libres del Sur y el “Instrumento” de De Gennaro. Veíamos con desazón como se centraban en una campaña mediática a través de empresas de la comunicación cuyos objetivos están enfrentados con las propuestas programáticas de Proyecto Sur. Es correcto usar esos espacios pero lo incorrecto es pensar que jugaran a nuestro favor y que nuestra viveza los puede aprovechar. Nadie da puntada sin hilo, menos que menos los grandes capitalistas.

Los brillantes actos realizados inmediatamente después de las elecciones de 2009, a los que concurría la gente espontáneamente con entusiasmo y la esperanza de que de allí surgiera una alternativa progresista y transformadora, fueron suplantados por otros en los que la gente era llevada, priorizando los acuerdos por arriba con Libres del Sur y De Gennaro. En ellos, se podía ver nítidamente la falta de interés en los discursos de la mayoría de los presentes.

Estos hechos, que se sumaban a nuestra situación completamente marginal dentro del Movimiento, debido a que estábamos censurados por parte de la conducción, motivaron que desde la Unión del Pueblo congeláramos la relación con el Movimiento Proyecto Sur. Largos meses después, ante algunos indicios de que la censura había aflojado, si bien nunca desapareció, dejaba lugar a un cierto espacio de participación y, ante la imposibilidad de realizar nuevas alianzas con vistas a concretar nuestra primera experiencia electoral que no fueran en las listas del Movimiento Proyecto Sur, descongelamos la relación. Fue muy positivo ese período de congelamiento, de casi un año, porque nos permitió fortalecer a la Unión del Pueblo, por lo que, retomamos la alianza con una identidad propia muy clara y bastante fortalecida.

Mientras tanto, observábamos como se dilapidaba un enorme capital político. Miles de jóvenes pasaron por las reuniones de Proyecto Sur en muchas ciudades argentinas. Nunca hubo una política para contenerlos primero, organizarlos después y, llegar a formarlos políticamente. Con el entusiasmo y el aporte de estos compañeros se hubiese podido organizar una fuerza militante en la base social de la clase media pero también entre los trabajadores. En reiteradas oportunidades, en los niveles nacional, provincial y local, ofrecimos nuestra experiencia de 8 años en la Cátedra Che Guevara para desarrollar los aspectos teóricos en la formación de los y las militantes. Pero no con los contenidos de nuestra Cátedra sino desarrollando el Programa de Proyecto Sur dado por sus propios dirigentes y cuadros técnicos. Nunca tuvimos respuesta. No los hicieron con nosotros pero tampoco por iniciativa de la conducción de Proyecto Sur.

Después del descongelamiento de las relaciones, en ningún momento intentamos participar en los organismos de dirección provincial y mucho menos nacional. Tampoco recibimos ninguna propuesta que nos incluyera. Así, asistimos como espectadores a decisiones como el retiro de la candidatura de Pino Solanas a Presidente reemplazada por la de Jefe de Gobierno por la Ciudad de Buenos Aires. El argumento otra vez era que, había posibilidades de ganar la elección. Durante los dos años transcurridos entre las dos elecciones, se erró en el discurso al suplantar las propuestas programáticas, lo más fuerte de PS, por un rabioso discurso opositor bien aprovechado por el kirchnerismo que muchas veces nos dejaba pegado a la derecha.

Cuando en la conducción de PS comenzaron a percibir el bajo porcentaje en la intención de votos hacia Pino, el discurso de este se centró en las “tres batallas estratégicas”: las elecciones en Córdoba, Santa Fe y la Ciudad de Buenos Aires. Semanas después, Solanas bajó su candidatura a Presidente y pasó a la Ciudad convencido de poder disputar la Jefatura de Gobierno y estar presentes en la segunda vuelta con muchas perspectivas de ganarla. Estos análisis, se hacían con el convencimiento de que Binner reconocería la grandeza de Pino y apoyado en una buena elección en Capital sería partícipe imprescindible en el armado nacional, repitiendo lo hecho en la ciudad. Nada de eso ocurrió. Libres del Sur, no por nada los llaman las liebres del sur, rápidamente se alineó con el Gobernador de Santa Fe. De Gennaro, del que nunca se sabe bien para quién juega, incómodo con el programa transformador de Proyecto Sur, con gran alivio, se sumó al Frente Amplio Progresista. Ante el 13 % en Capital y la creciente soledad política, Binner, Stolbizer y Juez lo dejaron en Pampa y la vía, es decir, fuera del armado del Frente Progresista, cundió el desconcierto en Proyecto Sur. Pino Solanas tuvo una actitud digna al aceptar la derrota y proseguir la lucha. Pero ya era demasiado tarde. Nunca hubo Plan B. En todo caso lo fue la alianza con Binner a quién esperó hasta último momento y éste, anunciando nacionalmente quién es, y quién será, le dio la espalda. Solanas quedó como el rupturista pero esto, nosotros lo sabemos, fue posible porque tanto los medios opositores al gobierno por derecha, como los oficialistas terminaron pasándole la factura a Pino, pero sobre todo, al programa más avanzado de la presente campaña política.

Mientras esto ocurría, en la Unión del Pueblo lanzamos el debate de participar o no del Frente Amplio progresista. Culminando en una especie de Plenario, con gran participación de compañeros, en el que fue prácticamente unánime la posición de enfrentar a los nuevos elegidos por los medios para enfrentar al gobierno, en el convencimiento que su programa económico está a la derecha del Gobierno. Sólo se debatieron distintas alternativas de cómo hacer para que ese enfrentamiento fuera más efectivo.

Otros errores menores que podemos enumerar (téngase en cuenta que nunca estuvimos en la interna de PS por lo que desconocemos muchos otros desatinos) fueron: No haber previsto un candidato alternativo a Presidente en 2009. Alcira es una muy buena propagandista, aunque no agitadora, por lo que para instalar mínimamente su candidatura habría que haber comenzado en 2009. Al pasar Pino a la Capital nos quedamos por dos meses sin candidato a Presidente. En esas circunstancia –poco tiempo- el más indicado era Mario Mazzitelli por su buena preparación teórica, su muy buen discurso, su gran capacidad oratoria, su trayectoria y buena imagen pero, claro, no era peronista o del entorno inmediato de Pino Solanas.

Ni durante esos dos años, ni durante la campaña se intentó llegar a la población con volantes, pateando las ciudades, caminando las calles, tocando timbres, realizando una propaganda cuerpo a cuerpo. Seguramente en varias localidades se habrá hecho esto, como hizo la Unión del Pueblo en los distritos en que tuvimos candidatos, pero no fue la tónica del grueso de los dirigentes y candidatos de PS.

A Alcira Argumedo nunca se le dio el espacio que corresponde a una candidata a Presidente. Por ejemplo Pino debería haber abierto los actos, pero, siempre debía cerrarlos Alcira. Todo dependía del discurso mediático de Solanas que se iba desgastando, a la vez que aumentaban sus fallos, llegando al punto más bajo al evaluar la calidad del voto de los electores salteños. Aún en estos momentos la obsecuencia con Pino fue la tónica dominante entre los integrantes de la Alianza Proyecto Sur. “Pino tiene los votos”, nos decían.

Por esta cadena de errores era previsible el desastre electoral del 14 de agosto. En nuestros cálculos previos estimábamos como aceptable 6.000 y como muy bueno 8.000 votos en La Plata: Obtuvimos 6448, con un 1,89% para Intendente y 7173 que representa un 2,17% para Senador Provincial. Lo que no consideramos fue, la enorme caída en Capital y la muy baja performance en el resto del país. De todas maneras sabíamos que estaba muy comprometida la posibilidad de pasar a la general del 23 de octubre.

Si apuntamos a los errores, es obligatorio decir qué habría que haber hecho. Para nosotros era posible y muy beneficioso haber apostado a construir un fuerza política frentista y democrática que aspirara, en estas elecciones, a obtener un 10 % de votos. No es una aspiración menor, ya que, al haber provincias y regiones en las que PS no tiene una activa presencia, un resultado tal hubiese exigido que en los cuatro distritos mas numerosos haber hecho elecciones que rondaran el 15 %.

En defensa del árbol caído, es justicia decir, Pino y la Alianza PS fue considerado por el kirchnerismo como su enemigo principal. Por qué: por su programa. El éxito logrado por la política oficial se asentó en los grandes errores propios y en la fortaleza del oficialismo pero, también es verdad que Pino Solanas no resignó su programa, aunque por momentos lo diluyó en su afán –equivocado- de alinear detrás de él a fuerzas políticas y personalidades que no tenían ningún compromiso con nuestra propuesta programática. Es por eso que consideramos un error comparar a Solanas con Chacho Álvarez. Éste claudicó ética y políticamente convirtiéndose en el subibaja de una de las fuerzas más reaccionarias de nuestro país: la expresión delarruista del radicalismo. Pino Solanas solamente ha fracasado y con él Proyecto Sur.

NUESTRA PROPUESTA INMEDIATA

Por un lado será tarea de los militantes del Partido Proyecto Sur democratizar su propia organización. Por su parte el Movimiento Proyecto Sur debe democratizar sus estructuras, convertirse en un frente de fuerzas políticas y cambiar su nombre ya que esa triple hegemonía pretendida por Pino Solanas fue uno de los ejes del fracaso. Decimos triple hegemonía porque Fernando Solanas es el único referente, el Partido se llama Proyecto Sur y el Movimiento tiene el mismo nombre, y, hasta las iniciales de Pino Solanas y la sigla de Proyecto Sur coinciden. Y deberá tener otro contenido ideológico más socialista y menos nacionalista. Con una dinámica interna dirigida a la construcción en la base social.

Por nuestra parte, la Unión del Pueblo y la Juventud Guevarista deberemos fortalecer nuestra política de relaciones y nuestra vocación frentista. Esta tiene que cubrir todo el espectro política progresista y, en particular dirigida hacia tres direcciones: Lo que podemos identificar con un guevarismo difuso y atomizado, el Partido Socialista Auténtico, y las fuerzas de espacio nacional popular y antiimperialista. Y por supuesto hacia las distintas organizaciones sociales. Alguien se podrá preguntar porqué no incluimos a las fuerzas que integran el FIT. Hasta la fecha nuestra experiencia es que con ellos es casi imposible realizar cualquier iniciativa, salvo tareas muy puntuales y acotadas en el espacio y sobre todo en el tiempo.

Nuestra experiencia en la participación en las elecciones ha sido altamente positiva tanto para la Unión del Pueblo como para la Juventud Guevarista.

El 11 de marzo de 2009 fundamos la Unión del Pueblo un pequeño grupo de compañeros de la zona de La Plata. Luego de dos años y medio la Unión del Pueblo tuvo una activa participación en cuatro ciudades: Trenque Lauquen, Tandil, Junín y La Plata. Para la gran mayoría de militantes fue su primera participación en unas elecciones y tanto en la campaña como en la fiscalización su participación fue creciendo en compromiso, ganas y experiencia. Se imprimieron decenas de miles de volantes –la mitad en nuestra imprenta- y se los repartieron mano en mano, se pegaron más de doce mil afiches, se tuvo muy poca participación mediática, quizás algo más en Tandil y Trenque Lauquen. Los jóvenes militantes que fiscalizaron la elección tenían instrucciones de solamente cuidar que hubiese boletas en el cuarto oscuro, pero hicieron eso y mucho, muchísimo más, demostrando la garra guevarista. Esta experiencia nos preparó para la próxima elección y nos queda la satisfacción de haber aprendido que con esfuerzo y corrección de línea el guevarismo, más temprano que tarde, será una identidad política organizada entre las masas del pueblo argentino.

Daniel De Santis

Septiembre 2011



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1 Programa de transición. La agonía del capitalismo y las tareas de la IV Internacional. León Trotsky 1938. El destacado es nuestro.

2 Ver, caracterización de la etapa en: Informe al Comandante Guevara. Daniel De Santis. La Plata 2006.