"La arcilla fundamental de nuestra obra revolucionaria es la juventud"

Ernesto Guevara

martes, 29 de noviembre de 2011

El Aborto en Argentina; por el cese de la criminalización de la pobreza.E-mail
Escrito por Juan M

"Los ricos defienden el aborto ilegal para mantenerlo en secreto y no pasar vergüenza. Estoy harto de que se nos mueran chicas pobres para que las ricas aborten en secreto. Se nos mueren nenas en las villas y en Sanatorios hacen fortunas sacándoles la verguenza del vientre a las ricas. Con el divorcio decían que era el fin de la flia. y sólo fue el fin de la verguenza de los separados ilegales. Con el aborto legal no habrá mas ni menos abortos, habrá menos madres muertas. El resto es educar, no legislar".

René Favaloro, 1998.


legalizacion_abortominEl aborto es una realidad no sólo Argentina, sino mundial, el aborto existe y se hace por fuera de la ley. El artículo 86 del Código Penal Argentino dice: “El aborto practicado por un médico diplomado con el consentimiento de la mujer encinta, no es punible:

1º. si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si este peligro no puede ser evitado por otros medios;

2º. si el embarazo proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente. En este caso, el consentimiento de su representante legal deberá ser requerido para el aborto.”

Esto quiere decir, que sólo se hará un aborto en caso de peligrar la vida de quien lleva el hijo, o si una persona con discapacidad mental es violada.

En el año 2007 el Ministerio de Salud de la Nación en su “guía para la atención de los abortos no punibles” extendió la pasividad ante el aborto a: “1) En casos de peligro para la vida de la mujer. 2) En los casos de peligro para la salud de la mujer. 3) Cuando el embarazo sea producto de una violación. 4) Cuando el embarazo sea producto a causa del atentado sobre una mujer sin sus capacidades mentales plenas.”

De todas formas, la reglamentación sobre abortos no punibles sigue sin respetarse en buena parte del país. Son numerosos los casos de niñas y jóvenes (tengan o no sus capacidades mentales plenas) que son imposibilitadas de abortar por la negligencia de los médicos y de los jueces que hacen lugar a reclamos que buscan salvar las supuestas “vidas por venir”. Entre los casos en que peligra la salud o la vida de la madre es emblemático el caso de Ana María Acevedo, de Santa Fe, a quien no se le permitió un tratamiento por cáncer por estar embarazada. El saldo fue el aborto y la muerte de la joven de 19 años en 2007.

Cuando hablamos del aborto, las posiciones encontradas suelen generar un conflicto de intereses gigantesco. Generalmente los grupos que denominan al aborto como asesinato responden a creencias religiosas, o se encuentran en alguna congregación de las mismas, aunque no lo son todos.

Comprendemos que cuando desde estos grupos se habla de estar “a favor” del aborto como sinónimo de genocidio no se contempla la verdadera intención de la despenalización del mismo. No estamos a favor del aborto, estamos a favor de su despenalización, que no significan cosas símiles.

Se estima que en el país se realizan 400.000 abortos clandestinos por año y una mujer muere por día por las malas condiciones en las que se hace. En América Latina, se estiman 5.000 muertes por año por los abortos clandestinos. Lamentablemente, no hay datos precisos de la cantidad real justamente por no existir amparo legal para la práctica.

A partir del año 2006 en Argentina se comenzaron a hacer sondeos para estimar la postura de la población respecto de este tema. Una encuesta realizada en los grandes centros urbanos del país (Ciudad de Buenos Aires, Gran Bs As, Córdoba, Rosario y Mendoza) da cuenta de que el 62% de los consultados se manifestan a favor de la práctica. Además, el 56% reconoció que, ante un embarazo no deseado, las mujeres abortan. Finalmente, el 72% afirmó estar de acuerdo o muy de acuerdo en que la iglesia católica debía modificar su postura ante este tema.

En la última década, la Iglesia Católica ha perdido mucho del peso que solía tener –sobre todo durante los gobiernos de facto y luego en el menemismo- pero sigue creando una cierta presión a la hora de debatir temas delicados para sus creencias, como lo fue la ley del matrimonio igualitario y como lo es ahora la despenalización del aborto.

Un ejemplo de esto sucedió cuando el obispo Jorge Casaretto, instigando en nombre de su ONG “Cáritas”, impidió la distribución de anticonceptivos a través del Programa de distribución gratuita de medicamentos. El obispo de Caritas logró que el Ministerio de Salud de la Nación retirara los preservativos y las píldoras del programa que debían ser distribuidas de forma gratuita.

Con actos como este, dejan en evidencia su real postura: no sólo no quieren el aborto, sino que tampoco quieren nada que impida embarazos no deseados. No sólo criminalizan la pobreza sino que, además, pretenden que las mujeres sólo cumplan un rol reproductor.

¿Porqué el aborto ilegítimo es criminalizar la pobreza?

La desigualdad social históricamente ha generado que lo ilegal sólo lo sea para los pobres, mientras que los ricos, que generalmente crean las leyes, las esquivan. Este es el caso del aborto.

El nivel socio económico de una mujer es determinante a la hora de la realización de un aborto. Las mujeres de las clases medias y altas tienen acceso a sanatorios y médicos capacitados que cobran abultadas sumas de dinero por realizar la práctica en un ambiente seguro y sin riesgos para sus vidas.

Son las mujeres de las clases bajas las que acuden a realizarse abortos en pésimas condiciones, en lugares no preparados, a veces simplemente en sus casas sin las recomendaciones de ningún profesional, poniendo sus vidas en peligro.

Estamos en contra de que se criminalice la pobreza. Es sabido que los doctores de los hospitales públicos no realizan abortos –ni siquiera los no punibles- hasta no tener el aval de un juez, lo que conlleva tanto tiempo que luego el aborto no puede realizarse por el estado avanzado del embarazo.

Sabemos que las ricas se hacen abortos sin ningún riesgo y las pobres son quienes sufren las consecuencias de las malas condiciones de los métodos empleados: la muerte, o, en el mejor de los casos, enfermedades e infecciones.

Ante la realidad del aborto, nadie puede ser indiferente. La prohibición sólo genera la muerte de mujeres que no desean un embarazo. Y fundamentalmente, la muerte de mujeres pobres, sin recursos para costear un aborto en buenas condiciones. Por eso decimos que se debe terminar con la criminalización de la pobreza. Por eso exigimos educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir.

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