"La arcilla fundamental de nuestra obra revolucionaria es la juventud"

Ernesto Guevara

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Primarias 2011: Un balance político

Escrito por Rafael F.
Lunes, 12 de Septiembre de 2011 17:51

Los principales datos de las últimas elecciones son la gran victoria de Cristina Fernández, la alta participación en las primarias, la destacada elección del FIT y el fracaso electoral de Proyecto Sur. Quizás todos resultados esperados, pero con magnitudes que superaron todas las previsiones. A pesar de la importancia de estos fenómenos, en este balance nos dedicaremos sólo a reflexionar sobre nuestro accionar político.

La Unión del Pueblo y el Movimiento Proyecto Sur

Por primera vez desde su conformación la Juventud Guevarista de Argentina se comprometió activamente en una coyuntura electoral. En nuestro Plenario Nacional de Julio de éste año decidimos dar apoyo activo a las listas del Movimiento Proyecto Sur y en cuatro localidades de la provincia de Buenos Aires (Junín, La Plata, Tandil y Trenque Lauquen) logramos presentar candidatos de la Unión del Pueblo como parte del Movimiento. Sabíamos de los errores políticos del Movimiento (algunos de los cuales señalamos en nuestra revista En la Senda del Che nº10), sabíamos del juego de desvirtuaciones que los monopolios mediáticos y el gobierno estaban haciendo con algunos de sus dirigentes, sabíamos que los candidatos no estaban suficientemente instalados en la población, pero si en algo erramos fue en no imaginar que todos estos factores fueran a repercutir tan brutalmente en los resultados electorales.

La fórmula presidencial Argumedo-Cardelli no alcanzó el 1% de los votos. Sólo en cinco distritos del país (Mendoza, Chubut, Santa Cruz, Río Negro y la Ciudad de Buenos Aires) los pre-candidatos a legisladores nacionales del Movimiento lograron superar el 1.5%, pudiendo así presentarse para las elecciones generales, pero a excepción de la CABA ese porcentaje no fue alcanzado por la pre-candidata a presidente. Por otro lado, en la Provincia de Buenos Aires el Movimiento Proyecto Sur logró presentar pre-candidatos a intendente en 56 de las 135 localidades bonaerenses y a legisladores en las ocho secciones electorales de la Provincia, pero sólo podrán presentarse en octubre 11 candidatos a intendente y una lista de legisladores provinciales (en la sección Capital correspondiente a La Plata). Un punto en común en todos los distritos del país es que las pre-candidaturas locales alcanzaron más votos que las nacionales, lo cual indica un notable corte de boleta en detrimento de los pre-candidatos al Ejecutivo Nacional. Además, se debe destacar que esta especie de castigo a los dirigentes nacionales fue mayor aún en las localidades donde el Movimiento alcanzó mayor presencia en los últimos años, como en la Ciudad de Buenos Aires, Rosario y las provincias donde se viene luchando contra la megaminería (Mendoza, San Juan, Catamarca, La Rioja, etc.).

Estos resultados generales deben ser evaluados como un rotundo fracaso y las excepciones como grandes logros o hazañas. No podemos culpabilizar a nuestros adversarios y enemigos de esta situación, puesto que de ellos no podemos esperar favores. Si no estábamos a la altura de la contienda, deberíamos haber moderado nuestras expectativas, pero siempre se pensó que el Movimiento tenía un piso nacional superior al 1,5% garantizado por el caudal de votos de la Capital Federal. Además, hacer énfasis en nuestros errores nos permitirá ver aquello que podemos modificar y corregir el rumbo.

La decisión de la Unión del Pueblo por incorporarse al Movimiento Proyecto Sur se realizó por la convicción de que éste lograba proyectar a nivel nacional un programa político de profundos cambios, en la línea de otros que fueron trascendentales para los trabajadores y el pueblo (Huerta Grande, La Falda, CGT de los Argentinos, etc.), un programa con grandes coincidencias con el nuestro, un programa que nos pondría a la altura de los gobiernos populares de Nuestra América y que permitiría también iniciar el camino de transformaciones permanentes hacia el socialismo. Creímos que esa presencia nacional fortalecería nuestras jóvenes propuestas a nivel local. Pero en eso erramos: los principales referentes nacionales de Proyecto Sur fueron un ancla para nuestro crecimiento, como lo demuestra el fuerte corte de boleta. Las alianzas parlamentarias y las vacilaciones políticas a que se sometieron para trasladar esos acuerdos al plano electoral confundieron a importantes sectores del pueblo y generaron bronca y distanciamiento en muchos simpatizantes y militantes. Cuando finalmente se truncó toda posibilidad de acuerdo con los sectores que finalmente conformaron el Frente Amplio Progresista, Proyecto Sur recuperó sus ejes programáticos y los militantes de la Unión del Pueblo volvimos a recuperar las expectativas el Movimiento. Pero era tarde, no sólo para presentar candidatos, sino también para recuperar la confianza y la esperanza de los sectores del pueblo que se entusiasmaron con la elección porteña de 2009. Estos en gran medida prefirieron votar a Cristina Fernández para que “al menos continúe lo bueno”, a Binner por ser un “reformista coherente” o al Frente de Izquierda por ser “la única alternativa verdadera”. En estos dos años, el desgaste producido por los vaivenes de Proyecto Sur terminó prevaleciendo por sobre sus principales virtudes.

Nuestro balance político

Para que un balance sea justo, debemos aclarar cuáles son los objetivos de nuestra política electora. Para esto citaremos algunos párrafos de Nuestra línea y sus tareas de construcción política escrita por el compañero Daniel en 2007.

“Como en toda actividad política revolucionaria lo importante es fijar en forma muy concreta los objetivos que nos proponemos:

“En primer lugar nos permitirá llegar con nuestro mensaje a amplios sectores populares. Es el momento de expresar ante el pueblo cual es nuestra concepción de sociedad a la que aspiramos, mucho más ampliamente que en un conflicto económico o sectorial (antes hemos aclarado que hacemos propaganda por el socialismo todo el tiempo y no sólo en la elecciones). (…)

“Nosotros tenemos trabajo en algunas ciudades, allí el juego electoral nos permitirá peinar, recorrer, conocer la realidad política de cada una de esas ciudades. Pero no la realidad superestructural, sino la realidad política en los barrios, en la base. Ese conocimiento nos ayudará a afinar nuestra política, bajarla de lo abstracto a lo concreto, de las generalidades a la acción de masas. Pero además “descubriremos” a muchos compañeros que están desilusionados o descreídos de los partidos burgueses, en primer lugar del peronismo, y con ellos comenzar a trabajar juntos.”

Sobre el primero de los objetivos, luego de la experiencia realizada podemos reafirmar que “a las masas le interesa escuchar y debatir sobre política y sobre qué pretendemos los revolucionarios si llegamos al gobierno”, como sostuvimos también en aquel documento. Nos hemos encontrado con miles de personas dispuestas a escuchar nuestras propuestas para solucionar la inseguridad, asegurar trabajo para todas y todos los habitantes del país, asegurar una educación y salud gratuita y de calidad, etc. La politización que se desarrolla a través de ese diálogo permite visualizar las causas concretas de porqué ninguno de los gobiernos que hemos tenido han realizado las transformaciones necesarias para el país. De la misma manera, el lugar que cabe a los trabajadores y el pueblo en la trasformación del país también se vuelve más claro. ¿En qué otro momento podemos explicar todo esto con tanta claridad? No hay otro. Al presentarnos como una alternativa real en el ámbito fundamental donde hoy día se disputa el gobierno (no el poder, lo sabemos), las propuestas de los revolucionarios adquieren una realidad que no es visualizada en ninguna otra circunstancias. Por esta razón hemos ponderado a éste como el objetivo fundamental de nuestra campaña electoral: hemos salido a la conquista de votos, claramente, pero sobre todas las cosas hemos salido a dar la lucha de ideas. La campaña se convirtió así en una importantísima actividad de propaganda, realizada con una gran dedicación pedagógica para poder llegar a todos los sectores sociales. Sus resultados fueron excelentes y su magnitud no cabe en las urnas.

Por otro lado, al recorrer cada una de las localidades en que participamos electoralmente, nos abrimos a una realidad que fue cuestionando y enriqueciendo nuestras propuestas. Esto fue mayor en La Plata, donde realizamos Foros de debate alrededor de distintas problemáticas sociales en distintas localidades del Partido. En los barrios donde desarrollábamos algún tipo de trabajo social, la campaña nos permitió politizar más nuestra militancia, trayendo conflictos y tensiones nada sencillos, pero que siempre son favorables para el desarrollo de la lucha. Allí donde no estábamos teniendo una militancia o donde ésta recién se iniciaba, pudimos dar grandes avances poniendo en primer plano la lucha política, organizándonos para dar el debate a todos los vecinos. En todo éste proceso nos fuimos dando cuenta que muchas personas estaban dispuestas a acompañarnos, lo que nos demandó un esfuerzo adicional para darles un lugar y organizarlas. Muchos de ellos estuvieron con nosotros fiscalizando las mesas el día de la elección, y allí todos corroboramos que “fiscalizar una elección no es un tema reformista, es una acción de feroz confrontación política”, como decíamos en Nuestra línea.

Para muchos compañeros y compañeras, la fiscalización de mesas fue la primera actividad que realizaron con nosotros y se llevaron de ella conclusiones importantísimas. La diferencia entre la política del pueblo y la política de la clase dominante, la desigualdad de condiciones con que luchamos los de abajo, se hizo evidente en las prácticas de cada uno. La actitud patotera con que el PJ organizó el acto eleccionario contrastaba con nuestra firme defensa de la voluntad del pueblo y la lucha contra toda maniobra oscura. Los fiscales rentados o los militantes rastreros con nuestros compañeros solidarios y convencidos. Las viandas empaquetadas con gaseosa, almuerzo y postre, con los fideos caseros amasados por la familia de un compañero. Esta experiencia dejó bien clara nuestra consigna de que “La democracia verdadera la construye el pueblo”.

Además de estos objetivos, existía otro fundamental: superar el piso de 1,5% de los votos para poder pasar a las elecciones generales de octubre. Éste sólo lo pudimos alcanzar en una de las localidades donde presentamos candidatos, fundamentalmente debido al desigual desarrollo de nuestra organización. Pero es de destacar que en el partido de La Plata (aquel que vio nacer a la Juventud Guevarista en 2004 y a la Unión del Pueblo hace sólo dos años) el Movimiento Proyecto Sur obtuvo en todas las categorías uno de los caudales de voto más importante, superando en porcentaje y en cantidad a todas las grandes ciudades del país, a excepción de la Ciudad de Buenos Aires. Además, nuestro compañero Daniel De Santis, primer candidato a Senador provincial, obtuvo números aún superiores, superando los 7000 votos, o sea, más del 2%.

Seguramente muchos factores pueden haber favorecido estos resultados, pero creemos que la impronta que pudimos darle desde la Unión del Pueblo adquirió una importancia decisiva. A pesar de la adversa situación, la militancia de años, el diálogo con los vecinos y el eje programático de nuestra campaña, nos permitió sobreponernos y alcanzar nuestros objetivos en uno de los terrenos más adversos para la lucha revolucionaria: las elecciones. Todo esto nos da un gran aliento para seguir en el camino que nos hemos trazado con la Unión del Pueblo, recuperando la herencia de los Libertadores de nuestra América, para continuar firmes la lucha por la Segunda y Definitiva Independencia.

El futuro del Movimiento Proyecto Sur y las elecciones generales

El futuro del Movimiento Proyecto Sur pende de un hilo, pero no por las internas entre sus organizaciones, sino porque el pueblo ha demostrado que no está dispuesto a entregar sus expectativas a quienes tienen políticas vacilantes. Desde la Juventud Guevarista y la Unión del Pueblo fuimos muy críticos de la incorporación de Libres del Sur: no podemos confiar en una organización que recientemente se fue del kirchnerismo porque, según abiertamente plantean, les han reducido sus fuentes de financiamiento a favor del PJ. Tampoco se puede buscar un acercamiento con el Partido Socialista, cuyas propuestas se limitan a modificar el sistema político sin tocar los poderes económicos que lo sustentan. Pero tampoco se puede mantener una estructura interna basada en “hombres de confianza” que transmitan las directivas sin escuchar las voces de la militancia. La democracia interna es fundamental para evitar futuros vaivenes que cuestionen en los hechos la coherencia con el programa político que se sostiene. Debemos reconocer que Proyecto Sur no resignó su programa, pero deberá volver a poner las Cinco Causas en primer plano, de lo contrario terminará en el mismo sitio que el Frente Grande, “en el basurero de la historia” como diría Trotsky sobre los mencheviques.

Nosotros estamos decididos a poner nuestro modesto esfuerzo en este sentido y por eso apoyaremos nuevamente las candidaturas del Movimiento Proyecto Sur en todos los distritos donde se presenten candidatos. El fortalecimiento del Movimiento en cada localidad y desde la base, haciendo eje en las propuestas para transformar la sociedad que nos caracterizan, será fundamental para que los dirigentes no cometan los mismos errores que antes e ir generando las condiciones para construir un verdadero “movimiento emancipatorio”.

En aquellas categorías y localidades donde no haya candidatos de Proyecto Sur la mayoría de nosotros dará su voto a los candidatos del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), puesto que a pesar de las diferencias que nos alejan (algunas expuestas en nuestra revista En la Senda del Che nº10) son compañeros con los que nos encontramos en las luchas, son los únicos que sostienen un programa de grandes transformaciones contra el régimen y que de alcanzar representatividad parlamentaria esperamos que den impulso a proyectos favorables a los trabajadores y el pueblo.

Tanto ahora como luego de octubre una de las tareas fundamentales de las organizaciones revolucionarias será seguir construyendo una alternativa popular de gobierno. Desde la Juventud Guevarista estamos convencidos de que deberemos seguir en el camino de la Unión del Pueblo junto a todas aquellas personas y organizaciones dispuestas a luchar sinceramente por la justicia social y la independencia económica. Las búsquedas, los encuentros, los diálogos, los acuerdos ya han comenzado. Tenemos que animarnos a mirar juntos un horizonte a largo plazo, que en términos electorales tendrá un primer desafío en 2015. Estamos convencidos de que se puede.

¡Por la Unión del Pueblo!

¡Por la Segunda y Definitiva Independencia!

¡Por el Socialismo!

¡Hasta la Victoria Siempre!

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