La ola revolucionaria que avanza por el norte de África y los países árabes no deja dudas acerca de qué posición debíamos tomar todos aquellos que compartimos ideales en defensa de la humanidad y luchamos por el socialismo: incondicionalmente del lado de los rebeldes y el conjunto del pueblo en cada lugar y cada país donde, como reguero de pólvora, prende la rebelión. Desde que ésta se inició el imperialismo (fundamentalmente yanqui y europeo) viene maniobrando para resguardar a cada uno de sus gobernantes adeptos, al menos el tiempo necesario para poder reacomodar sus fuerzas y descomprimir la presión de la lucha popular para garantizar un nuevo gobierno aliado. Pero a pesar de sus artimañas y la desinformación que pretenden generar, no han podido impedir que esta ola revolucionaria en el mundo árabe detenga su andar.
Al iniciarse las rebeliones en Libia, el imperialismo optó por una táctica diferente: rápidamente inició los preparativos para intervenir militarmente en forma directa. ¿Por qué decidió hacerlo aquí y no en otros países? Porque lucha de los rebeldes libios también había tomado un carácter distinto a las anteriores: el de guerra civil abierta. Un sector importante del pueblo se ha alzado en armas contra el régimen corrupto y represivo de Gadafi, que a fuerza de metralla condiciona los planes para desviar la rebelión, como se ha hecho en otros países: quien triunfe en la guerra civil pondrá la dirección política, económica y militar que adoptará Libia en adelante. El ejemplo de la lucha del pueblo libio puede ser más peligroso aún que el de Egipto, por eso Fidel dice: “Vemos con claridad que la preocupación fundamental de Estados Unidos y la OTAN no es Libia, sino la ola revolucionaria desatada en el mundo árabe que desean impedir a cualquier precio”.
El gran problema para quienes estamos desde afuera intentando comprender lo que sucede y hacia donde va, con intención de posicionarnos y tomar alguna acción práctica, es poder reconocer las grandes contradicciones que operan en la composición de los oponentes y sus lineamientos políticos. El origen y las transformaciones en la dirección política y económica que Gadafi impulsó en Libia desde su llegada al poder son ya bastante conocidos, de la misma manera que su posterior ruptura con la tradición nasserista, sus alineamientos, grandes negocios y concesiones a potencias imperialistas luego de la caída de la URSS. Aún así, como dice Fidel, “A diferencia de lo que ocurre en Egipto y Túnez, Libia ocupa el primer lugar en el Índice de Desarrollo Humano de África y tiene la más alta esperanza de vida del Continente. La educación y la salud reciben especial atención del Estado. El nivel cultural de su población es sin dudas más alto. Sus problemas son de otro carácter. La población no carecía de alimentos y servicios sociales indispensables”. Gadafi es un aliado importante del imperialismo en la zona, pero mantiene ciertas contradicciones con éste, como es la mantención del petróleo (en grandes cantidades y de calidad) en manos del Estado que, a pesar de las grandes inversiones privadas en el sector, termina dándole en una significativa capacidad de estorbar a un régimen que le ha demostrado tanto amor como odio a las potencias europeas y a EE.UU. Estos factores son suficientes para que el imperialismo le haya reservado un garrote y se haya dispuesto a utilizarlo con una celeridad impensada en las anteriores rebeliones norafricanas.
Pero hay un problema más grande aún que motiva al imperialismo a intervenir directamente: las contradicciones en el bando rebelde. Si estos triunfan por las armas y sin la tutela de los norteamericanos y sus aliados, ¿hacia donde irán? Y si el imperialismo interviene, ¿es posible que se consume una revolución que verdaderamente tome el rumbo que el pueblo exige? En sendas declaraciones dirigentes de los rebeldes han dejado en claro que combatirían contra la OTAN y los norteamericanos si estos intervienen. Pero en otras piden su ayuda… La Unión Europea envió una misión a la ciudad de Benghazi, reconoció y apoyó la posición de los rebeldes. Francia -presidencia del G-8- reconoció como el legítimo representante del pueblo libio al Consejo Nacional Libio de Transición. ¿Por qué el imperialismo actúa así? Los rebeldes no son evidentemente un frente homogéneo, y no es claro aún su programa político. Para el imperialismo es urgente intervenir e impedir que esas contradicciones se resuelvan hacia la materialización de una verdadera revolución, y la intervención militar es el camino para poder tutelar los acontecimientos.
Por otra parte, potencias como China y Rusia se oponen a la intervención, pues una intervención militar estadounidense o por parte de la OTAN, debilitaría sus intereses y presencia en el norte africano y el mundo árabe.
Desde nuestro lugar, intentamos entender la realidad para operar sobre ella y aportar a su transformación revolucionaria. Por tanto pretendemos sacar conclusiones prácticas. En ese sentido, es más claro aún el aporte de Fidel respecto de este conflicto, planteando sistemáticamente la necesidad de crear una corriente contra informativa y de opinión a nivel mundial, cada uno con las fuerzas que cuenta, para rechazar masivamente la intervención de la OTAN. Nosotros adherimos a ésta convocatoria y destinamos nuestros esfuerzos en la lucha contra la intervención imperialista de la OTAN, para que el pueblo Libio pueda parir su propia revolución y evitar que el imperialismo corte de cuajo la ola revolucionaria abierta en el mundo árabe.
Venezuela hizo una propuesta de paz y unión para Libia, que nosotros apoyamos. Fue aprobada por el Consejo Político del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, integrada por Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Dominica, Antigua y Barbuda, y San Vicente y las Granadinas, con Siria como estado asociado), y la propuesta consiste en crear una Comisión Internacional Humanitaria para la Paz e Integridad de Libia”. La propuesta pretende evitar toda la intervención extranjera y alcanzar un acuerdo pacífico entre ambas partes -leales y opositores-, que contemple los intereses de ambos sectores. El Canciller Libio autorizó a Venezuela a formar esa comisión de paz, y algunas potencias europeas (Reino Unido, España, Italia y Alemania) con diferentes niveles, ven con buenos ojos la propuesta latinoamericana, que también fue respaldada por sectores mayoritarios de la Unión Africana.
Es importante esta propuesta de Chávez, pues esta logrando dividir posiciones en el bando imperialista, entre China y Rusia, que no quieren la intervención, yanquis, Francia y otros que la desean ardientemente, y otras potencias que están en duda. Y es importante pues estamos convencidos que cada día que pasa sin la intervención abierta, es una victoria de los pueblos contra el imperialismo. Hoy más que nunca debemos iniciativa del ALBA, puesto que la desigualdad en las fuerzas militares amenaza con poner fin a la rebelión con un baño de sangre en las filas del pueblo.
El gobierno argentino se debe unir a éste reclamo contra la intervención de la OTAN y adherir a la propuesta del ALBA. El principal apoyo que podemos darle al pueblo libio es luchar por ello.
No hay posibilidad de que el pueblo libio triunfe (ni el resto de los países árabes) si no dirigimos todos nuestros esfuerzos para evitar una intervención abierta del imperialismo.
Juventud Guevarista de Argentina
16 de marzo de 2011
"La arcilla fundamental de nuestra obra revolucionaria es la juventud"
Ernesto Guevara
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